Por Michel Contreras / Tomado de Cuba Contemporánea
Imagina que tienes delante en cuatro ocasiones a Hunter Pence, uno de los mejores jardineros del mundo, y que Pence te paga la visita con un hit, pero le das en calidad de vuelto un par de ponches.
Imagina que en ese mismo juego te enfrentas tres veces al gran Buster Posey, un tipo que ha sido desde Rookie of the Year hasta MVP, y que pese a ser catcher batea más de .300 en casi dos mil turnos oficiales.
Imagina, además, que para colmo encaras en tres veces al bate a Pablo Sandoval, el Panda de 245 libras que ha sido el Más Valioso de una Serie Mundial y tiene slugging de .471 luego de siete campañas al máximo nivel.
Imagina que entre los tres colosos se limitan –los limitas- a un imparable en diez viajes al home plate.
Imagina que este ha sido tu debut en un montículo de Ligas Mayores, que antes te ha ido mal en Triple A y que, desbaratando presagios, acabas de maniatar a los Gigantes de San Francisco, gigantescos dentro y fuera de la ciudad de San Francisco.
Imagina que todo el equipo contrario –campeón en 2010 y 2012- apenas logra conectarte cuatro indiscutibles mientras les sacas una cifra imprevista de outs: 21.
Imagina que has lanzado como visitador ante 41 360 fanáticos, y que dejas el juego 3×0, y que ganas tu primera victoria en el Big Show.
Imagina que eres el séptimo pitcher en los últimos cien años que se estrena en la MLB con siete innings sin soportar carrera.
Después de esto, imagina que te llamas Odrisamer Despaigne, y erízate.
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